En la tarde de ayer nos dejaba una de
las personas más importantes de nuestra familia de la Victoria, D. Eulogio
Blanco Fernández, padre de nuestro ex director y compañero Carlos Javier Blanco Rodríguez. Aprovechamos estas líneas para dar nuestro más sincero pésame
a toda su familia en nombre de toda la Banda de Cornetas y Tambores del Stmo.
Cristo de la Victoria, a quien hoy se le escapa un pedacito de su historia.
Fue sin duda, el padre de nuestra Banda.
Se volcó con nosotros desde el primer día allá por el año 1994 y aun hoy seguía
haciéndolo, abrazándote y estrechándote su mano mientras en sus ojos se
desdibujaba el brillo de aquel chiquillo que disfrutaba viendo su sueño
cumplido. Con su tesón y entusiasmo fue la mano que guió nuestros primeros
pasos. Por su generosidad en esos primeros momentos vio la luz el guión que hoy
ilumina nuestros pasos allá donde vamos. De su experiencia cofrade llegaron
infinitos consejos que siempre dejaron huella.
Es difícil sentarse hoy a recordarte
Eulogio; no por falta de momentos que traer a la memoria, sino porque el mismo
hecho de recordarte nos hace ver que ya no estás.
Eso sí, ten por cierta una cosa amigo;
desde tu balcón privilegiado del cielo que desde ayer compartes ya Oscar y Don
Carlines, desde la vera misma de tu Nazareno, seguirás viendo a tu Banda
mientras Dios así lo quiera; y aunque hoy queramos rendirte homenaje con
nuestras pobres palabras y llamar al cielo con nuestra oración, nuestro mayor
recuerdo para ti será el que nazca de nuestra música. Es lo poco que sabemos
hacer, no somos otra cosa: simples músicos de una Banda de Cornetas y Tambores
a la que hoy se le ha ido un trocito de ese alma que tan dentro llevamos, pero
que siempre recordaremos cuando alcemos la vista y veamos en el horizonte el
Guion de nuestra Banda que con tanto cariño nos regalaste.
Hasta siempre Eulogio, y muchísimas
gracias por todo lo que has hecho por nosotros, por dar forma a un sueño aun latente en nuestros corazones y de todos
los que te conocieron, por esas conversaciones semana santeras y de la vida misma
en esas horas de autobús, por tu sinceridad y tu forma de hablar, por transmitirnos
e impregnarnos la ilusión para adentrarnos en un camino lleno de espinas y
acabar acariciando los pétalos de las rosas mas preciosas, por crear nuestro mundo
de la nada, por todas tus enseñanzas y desvelos, por ser más que un padre para
nosotros.
Nunca te olvidaremos, porque nos has dejado un
legado imborrable, el Alma de la Victoria. Y continuarlo no será sino nuestro
mejor homenaje, luchando hasta la extenuación para que la llama que un día
encendiste no deje de iluminar los corazones de esta gran familia.
Tan solo te pedimos que sigas cuidando
de nosotros como has hecho todo este tiempo, y que nos permitas seguir
emocionándote cada vez que suene la que siempre será tu Banda.
Muchos podrán pisar el camino, pero muy pocos
dejaran huella
D.E.P. Eulogio Blanco Fernández
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