BIENVENIDO A LA FAMILIA

Tras la resaca de conciertos que nos ha dejado este  fin de semana de Santa Cecilia y sin tiempo aun para reponernos queremos estrenar la que esperamos se afiance como una nueva sección en nuestro blog.

De título "Bienvenido a la familia" trataremos que, uno a uno, cada miembro de la banda nos cuente como fueron sus primeras impresiones en la banda, sus sensaciones, el cambio de vernos desde la acera a formar parte de esto que como bien reza el título pasaría a convertirse en su segunda familia.

La sección la inaugurará nuestro compañero Gustavo Rodríguez Martínez, debutante en la banda la pasada Semana Santa proveniente de la Banda Hermana del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz, un día decidió hacer las maletas, cogió su tambor y se aventuró a conocer desde dentro como se vive y se siente la Semana Santa en la que ya es su familia de la Banda de Cornetas y Tambores del Stmo. Cristo de la Victoria.Pero esto será mejor que os lo cuente el mismo...

SIN DUDA , UNA DECISIÓN ACERTADA

Supongo que para nadie es fácil. Al menos para mí no lo fue. Me refiero al transcendental paso de cambiar de Banda, de tomar la seria decisión de entrar a formar parte de esta gran Banda que es La Victoria. 

No. Seguro que nunca es fácil. Y más aún cuando llevas 15 años disfrutando de tu antigua Banda y con tus antiguos compañeros, con tus amigos, para quienes sólo tengo palabras de gratitud. Disfrutando de la Semana Santa de León, aún con sus carencias. Pero un día, esas ideas que llevan tiempo rondando por tu cabeza se desmarañan y se tornan en decisión: ¡¡Me voy a La Victoria!! 

Una vez aceptado y, por qué no, acogido en esta Banda, comienzan los ensayos. Los primeros días son una toma de contacto, de conocer gente, de conocer a tus nuevos compañeros. Pero también de conocer un nuevo estilo musical y unas nuevas marchas (¡¡nada menos que 44!!). Así que no queda otra que aplicarse y esforzarse, pero la ilusión que supone este nuevo reto hace que todo sea mucho más fácil. Y no nos engañemos: si algo facilita la integración es la gran acogida brindada por todos los componentes de esta gran familia. A todos, gracias. 

Primera parada: el Corpus. Sin darme cuenta, había llegado ese día, el día de mi estreno oficial con mi nueva Banda, y empecé a entender lo que era La Victoria y la inusitada expectación que esta Banda despierta. 

Y, tras las vacaciones veraniegas, rápidamente llegamos a Septiembre. Y comienzan los ensayos y, con ellos, el montaje de nuevas marchas. Y llega Santa Cecilia, y las navidades y, sin darnos cuenta, ya ha pasado un año y estamos de nuevo en la Cuaresma. Una Cuaresma plagada de actos y conciertos, y donde comienza a demostrarse el trabajo no solo del último año, sino de más de 15 años de historia, de más de 15 años de Victoria. 

Pero si para algo nos preparamos durante doce meses es para una sola semana: la Semana Santa. Una Semana Santa para mí distinta, dejando atrás “papones” y braceros reemplazados por nazarenos y costaleros, dejando atrás mi Semana Santa leonesa para conocer de primera mano la Semana Santa andaluza. 

Y esa Semana Santa comienza aquí en León, el Sábado de Pasión. Y si todos los años es muy especial tocar aquí en León, en nuestra casa, este año lo ha sido mucho más. La Victoria estrena su nuevo traje de gala, y lo hace acompañando a la también nueva imagen de “Jesús Cautivo ante Anás”. Emocionante. Intenso. Inolvidable. 

Y, sin apenas tiempo, al día siguiente nos encontramos en Jerez, en un momento ansiado para mí. El comienzo de una Semana Santa distinta, el momento de encontrarte tras un paso llevado a costal por la carrera oficial de esta insigne ciudad gaditana. 

Ninguna de las Hermandades con las que hemos compartido su estación de penitencia desmerecen lo más mínimo, pero si hay que destacar una, esa es sin duda la Hermandad del Prendimiento de Jerez, en la tarde del Miércoles Santo. Toda una ciudad volcada ante esta imagen, por unas calles atestadas de gente por las que era complicado incluso avanzar, pero con una pasión y un fervor de sus gentes que es encomiable, digno de admiración. Simplemente indescriptible. 

Sin duda, esta Semana Santa ha sido inolvidable. Ha superado con creces mis, ya de por sí, altas expectativas. Y lo único que me queda por esperar es que llegue ya la siguiente, y la siguiente, y la siguiente … 

No. Nunca es fácil tomar una decisión así. Pero, sin duda, ha sido acertada. 

Gustavo Rodríguez Martínez